Jesús Pérez Rubio, Manuel Moreno Mesa y Carmen Casasús, vecinos de La Cañada, escriben en la Cañada Te Guía: Conozcámoslos
MANUEL MORENO MESA
Mi querido amigo, tu tren ha partido ya. Yo, me quedo triste en el andén. Permíteme agradecerte tu amistad, y darte las gracias por ella, sin embargo, quiero también decirte que, cuando una amistad es bella, en realidad, no tiene porque acabar nunca, quiero creer que solo será un paréntesis.
Nuestros lazos, fueron más allá del mero parentesco, por eso, me duele enormemente tu partida amigo, siempre fuiste bueno y generoso conmigo, me ayudaste mucho en mis horas bajas, tanto, que quizá ni tu mismo hayas sido nunca consciente de ello. Gracias amigo por depositar tu confianza en mi. Gracias por tantas y tantas horas que hemos pasado juntos durante estos años; en ellas, hablábamos de cosas nuestras: de aventuras, de logros, de fiascos y también de decepciones. ¡Cuanto aprendí de ti maestro! No se si falta poco o mucho tiempo para que ocurra lo que te voy a decir, pero en ningún caso creo que será demasiado: Me encantaría que cuando llegue yo a donde tú te ubicas ahora, te halles entre las personas que estén esperando mi llegada, mientras tanto, queda conmigo tu afectuoso e imborrable recuerdo. Que seas muy feliz subiendo a esa montaña tan alta, que sin duda conseguirás culminar con éxito, que ella te acoja en su seno y te dé el descanso eterno. Gracias amigo. Gracias señor. Hasta siempre. Descansa en paz.
Jesús Pérez Rubio
“ En el Bosque.”
¡¡Esta mañana me he visto!! , Iba solo, por el Bosque, con el pelo cano y con bastón.
Lo hemos adelantado Brus y yo por la pista de tierra y piedras. Al pasarlo hemos intercambiado un¡ Buenos días! afable, y al despedirse ha utilizado la misma frase que yo : “ que tengas un buen día…”, iba sin perro, pero juraría que era yo mismo dentro de 15 ó 20 años.
Solo, al amanecer y por el Bosque. Esta vez sin amigos de cuatro patas. Pero como siempre : solo, al amanecer y caminando, como hace 20 años, como en la actualidad, y si llego, como dentro de 20 años.
Son esos momentos, tengas o no a alguien en tu casa, , que son tuyos , con tu sudor, con la naturaleza, y hasta ahora casi siempre con tu perro. Tu paseo diario ,tu caminar ligero o tu trote , según se encuentre el cuerpo y las lesiones ese día.
Y de repente , en un recodo, tras unos pinos y haciendo el mismo camino, te encuentras a ti mismo ; pero veinte años después, más encorvado, con bastón para ayudarte, pero con el mismo espíritu.
¡ Que tengas un buen día!, te saludas mientras te adelantas sonriendo y con veinte años menos ¡ Y piensas : tantos cambios, tanta vida, y te das cuenta de que estabas, estás y estarás solo en el camino , como mucho con otro perrito al que querrás tanto como al primero y que, conforme pase el tiempo, te irá esperando más rato a que lo alcances.
Carmen Casasús
Aceras en mal estado
En la Canyada hay aceras y calles en muy mal estado. La morera había levantado hasta la puerta del garaje y la rampa del interior de la vivienda, volcó la caseta que hay para las tomas del agua y la bomba. Eso ya me costó bastante dinero. Todo empezó cuando paseabaos hace unos meses por la calle y como no se puede pasar por la acera, un amigo tropezó con el socavón que habían dejado en la calle, y al caer se rompió la nariz, dos dedos de la mano derecha y una costilla. Finalmente no denunciamos por falta de tiempo pero el trastorno que eso nos produjo, fue monumental.
Así que tengo pendiente pasar por el Ayuntamiento para poner una denuncia ya que por Internet, por mucho que digan que se puede maniobrar telemáticamente, nunca pude.
Intenté hacerlo por teléfono, llamé varias veces y aunque me pasaban con urbanismo, no me cogían el teléfono ni una sola vez y mira que insistí…
Casualmente un día apareció la contrata que trabaja con el Ayuntamiento y arreglaron la acera.
Al decirles lo que había ocurrido y enseñarles la zanja parchearon también la misma. Aún así y pese a este incidente, me sigue encantando vivir en la Cañada, aunque las condiciones de la urbanización no sean las adecuadas.
Antiguamente cuando veraneavamos aquí, las calles estaban sin asfaltar, pero considero que era menos peligroso, ya que por decirlo de alguna manera, sabíamos como estaban e íbamos sobre aviso…