Francisco Camps Muñoz «Paterna, recordando tu historia»
Paterna, recordando tu historia
Que los aires de tu historia llegan a la sugestión
de este poeta en cuestión para versar tu memoria.
El Túria regala sus aguas bañando la prehistoria,
por las tierras de Paterna. Estos lugares, aún sin nombre donde se asentó el hombre por su agua y su riqueza.
Muy cerca de su orilla, habitaron estos cerros.
En el bosque de La Vallesa,
las lomas de Betxí y Despeñaperros,
término, que es de esta villa.
Este bosque entonces rico en fauna para la caza,
donde el humano se destaca ya, desde el Neolítico. Pasando la Edad del Bronce, vivieron en estos parajes otros pueblos Ibéricos,
con valentía y coraje. Hombres recios, con arrestos en sus obras y visajes,
fueron dejando sus restos.
Romanos conquistadores, se asentaron en Paterna, según los historiadores.
Que fueron sus moradores del siglo primero al tercero, la ciudad y su existencia, hasta hoy, la única evidencia
del único núcleo poblado, desde Liria, hasta Valencia.
Con la dominación musulmana Paterna, sufrió la revolución, comercial, cultural y artesana. Se renovó su agricultura,
se sembró arroz y naranjas. Se aumentaron los regadíos, con más acequias y estancas.
Ceramistas y alfareros, arquitectos, perfumistas, estudiosos y guerreros, perpetuando conquistas.
Mil doscientos treinta y siete, año grandioso en la historia, el cristianismo arremete,
al musulmán y su gloria. Nuestro rey conquistador insigne Jaime primero,
rey tan justo, como fiero, nos devolvería el honor, nuestra ley y nuestro fuero.
Vencedores y vencidos,
en la ciudad de Paterna, fueron laborando, casi unidos, en una complicidad interna.
Este rey mas tarde designaría, a los Artal de Luna, como feudales,
doscientos años, gobernarían, para el reino, buenos caudales, con los tributos que recaudarían.
Años florecientes y de riquezas, de la cerámica de aquí,
muy buenas y bellas piezas, con su fama se venderían,
por su calidad y firmeza.
Tras años de prosperidad,
en el siglo diez y seis gobernando otro feudal,
que era el Infante Enrique, empezó una decadencia
y Paterna se fue a pique.
La expulsión de los musulmanes,
llevó a la despoblación, con los líos y desmanes, se agravó la situación.
Y a pesar de los pesares, Paterna se a hecho y rehecho, de grandes luchas y avatares. Ha recorrido gran trecho
con la cantidad de razas
que han dormido en su lecho.
De todo queda constancia, contada por escribanos, hechos de suma importancia.
Por el cultivo del arroz
se sufría el paludismo, que era enfermedad atroz y se prohibió el mismo.
En el siglo diez y nueve, el auge fue en laborar
y también en cultivar cereales, vides y naranjas.
La economía, se mueve.
Que fue entonces su motor la fluidez del transporte,
del moderno tren con porte, y la fuerza del vapor.
Es hoy, la Paterna nueva,
la del siglo veinte, y veintiuno, la que su alma renueva,
la que se vuelve exigente, vigorosa y floreciente.
Honra el pasado moruno, y el cristiano de su gente.
Coronado nuestro escudo, mas las armas de los Luna
y las barras de Valencia y Aragón.
Que tenemos por fortuna, restos, de antigua fortificación. Nuestra torre, negra y moruna, 2alabada en nuestro himno,
y presente, en nuestro blasón.
Y como versaría yo,
en esta leyenda oportuna para sentirse orgulloso,
que, ¡como Paterna, ninguna!
Francisco Camps Muñoz