‘Buena infancia y buenos recuerdos en La Cañada’
Lo que más añoro es la vida en la calle. Cuando tenía 9 ó 10 años, en verano, nos pasábamos todo el día en la calle. Un grupo de 8 ó 9 niños, de varias edades. Sólo pasábamos a fichar a la hora de la comida o de la cena, que recogíamos nuestro bocata y volvíamos a jugar. También recuerdo ir con las bicis por la “bajadita de la muerte”, o en la piscina de alguno a jugar a “Marco polo” o a la terraza de otro a ver “Verano azul”, cuando no tocaba “Candy, Candy”. Ya en invierno preparábamos varios instrumentos: un bote de Nesquick lleno de lentejas, un tambor casero. Así nos pasábamos ensayando villancicos todas las tardes durante una semana para que cuando llegara Navidad, pasar a pedir el aguinaldo. Buena infancia y buenos recuerdos. Otro día hablaré de la horchatería de siempre, de las empanadillas calentitas de “Pollos” o de los paseos del pueblo al club en plena adolescencia.
(Ana Salvador, vecina)
El Metro
Como vecino de La Canyada tengo una queja que desde hace años vengo lamentándome. Se trata del Metro. Sé que estamos muy bien comunicados tanto por bus como por el tren, pero en mi opinión la línea de Metro de La Canyada, es la vergüenza de todas las líneas. Pasa uno cada media hora. Esto hace años era en todas las franjas horarias, ahora al menos en las horas punta la frecuencia sí ha aumentado. Creo que no es entonces el problema de la doble vía, ya que desde las 7 de la mañana y hasta las 9, el Metro pasa cada 15 minutos.