Opinión: Vivimos con tu ausencia y sin freno
Los meses van pasando y aún nos duele tu pérdida. Los días pasan, celebramos cumpleaños, nos juntamos todos, reímos con amigos y familia…en fin, seguimos cada uno con nuestra vida. Pero cada mañana siento más vacío, vacío por esos días que pasan sin poder frenarlos, vacío por esas risas que comparto con otros (ajenos a mi dolor) y que parecen sanarme, pero que luego vuelven a destrozarme.
Todos saben y dicen que la muerte de un ser querido es siempre una experiencia dolorosa y que cada uno tenemos nuestros tiempos de duelo y lo llevamos de una manera. Pero a veces el mundo no nos deja. Los niños nos reclaman atención, el trabajo nos exige concentración y los amigos te obligan a que salgas, te diviertas y seas el mismo que eras antes. Pero todo esto ya nunca volverá a ser igual sin ti, sin ti papá, que tanta huella has dejado en esta vida que yo sólo conocía contigo. Como te dije cuando te dimos el último adiós, me habías enseñado mucho, todo en esta vida: a valerme por mi misma, a luchar por las cosas que de verdad me hacen sentir bien y quiero, a pelear, trabajar y estudiar, pero se te olvidó algo muy importante y que ahora estoy intentando aprender: a vivir sin tí. ¿Cómo se hace? Cuando llego a casa y no estás ¿dónde voy? Tú eras el primero a quien iba a saludar a y darte el primer beso y siempre tenía algo que contarte… Ahora aún lo hago, pero ya sabes que no es lo mismo.
También dicen que si piensas mucho en una persona, viene a verte en sueños. Bueno, en cinco meses has venido una vez, pero no me hablabas y el sueño no era muy agradable. Todas las noches me acuesto pensado que esta es la que vendrás y me dirás que todo está bien por arriba y que estemos tranquilos, pero todavía no ha pasado. Igual estás haciendo tiempo a que yo me acostumbre a vivir sin ti, a ver a mamá haciendo todo lo que tú hacías, sola, a ver como todos seguimos sin ti y cuando estemos preparados, quizá vengas. Yo confío, sé que lo harás y cada noche me acuesto pensando que queda un día menos.
La vida nos ha puesto este reto a mamá, a mis hermanos y a mi: afontar el hecho de que ya no estás cuesta, tu pérdida nos está provocando un gran dolor que nos resulta muy difícil de superar. Dicen que con el paso del tiempo, estos sentimientos de dolor profundo se van mitigando y en su lugar, sentiremos nostalgia y recordaremos buenos momentos que creíamos olvidados. De momento, para mi, cada día es peor que el anterior, aun me duele más ver como no puedo parar el tiempo y que hacemos cosas sin tí, que haciamos antes contigo y te encantaban. Creo que aún no estoy preparada para verte en mis sueños, vale, esperaré pues. Pero no tardes mucho. Te quiero papá, siempre conmigo, en mi corazón herido ya, para siempre.
A tí , papá.
Beatriz Sambeat