Opinión de José Bosch, miembro de la Aliança per l’Emergència Climàtica de Paterna
TURISMO DE CRUCERO. OPORTUNIDAD O RIESGO
José Bosch, miembro de la Aliança per l’Emergència Climàtica de Paterna
Valencia es eminentemente turística y este sector representa una parte importante de su PIB. En estos últimos años el incremento del turismo, a la vez que una fuente de ingresos, empieza a suponer un problema para los habitantes de toda el área metropolitana. Dentro del incremento turístico destaca el turismo de cruceros por sus especiales características. En 2024 atracaron en el puerto de Valencia 272 cruceros, algunos de hasta 6.300 pasajeros, que transportaron 793.000 turistas, prácticamente el mismo número que los habitantes de la capital. Estos cruceros pueden utilizar el puerto como base, al pasar más de un día en la ciudad, o de tránsito. Este ultimo caso es el mayoritario en nuestro puerto.
La Consellera de Turismo, Nuria Montes, manifestaba hace unos meses que este tipo de turismo no era un problema pues son unos miles que se se diluye entre la población aunque hay sectores en el ayuntamiento de la capital que piensan lo contrario. La ventaja que se quiere vender sobre este tipo de turismo es el beneficio que deja, sobre todo para empresas navieras y consignatarias, cuando el gasto calculado en los comercios, según estudios realizados en Cadiz o Baleares para cruceros de tránsito, oscila entre 40 y 72€ por pasajero. Estos estudios no tienen en cuenta el impacto en la ciudad como limpieza, deterioro del patrimonio, etc. y el resultado global sólo será rentable si los recursos invertidos en ellos estaban previamente desocupados o en sectores menos productivos. Este turismo, valorado negativamente por los propios turistas, podría expulsar otro turismo de mayor interés.
Los inconvenientes para todos los habitantes del área son claros desde el punto de vista medioambiental y de la masificación. Los cruceros producen en el área metropolitana contaminación acuática, atmosférica y acústica con vertidos de aguas residuales, emisión de toneladas de CO2 y óxido de azufre y ruidos que afectan al entorno e impactan en las personas y en la fauna marina. Los 200 cruceros que circulan por el Mediterráneo contaminan más que 2.500.000 de vehículos. En cuanto a la masificación, es difícil absorber a miles de personas desembarcadas de golpe y que se concentran en unas áreas muy concretas, alterando la vida de los vecinos de dichas zonas que se ven desplazados de su espacio de convivencia. Por todo ello, urge tomar las medidas necesarias para limitar y reducir este tipo de turismo.
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