Jesús Pérez Rubio (La Cañada) nos habla sobre como consigue leer un día en su mecedora
Voy a leer un ratito el libro que llevo en danza, me digo,
Me siento en la mecedora, en la terracita… ¡Qué momento!
Vaya, Brus quiere jugar, justo ahora; le rasco, le estiro, me muerde… gruñimos los dos, jajaja.
Yeee… un mosquito,¿será tigre?, no le veo las rayas pero hay que cargárselo, le persigo, se escapa, lo encuentro, ¡ lo aplastooo, bien!
¡ Vaya calor importante ¡ debería regar las plantas ahora que no les da el Sol. Cojo la manguera, ¡ a regaaaar.!
¡Madre de Dios, cómo está la mesa del jardín! ¿ No la limpié anoche después de cenar?, no puede ser. La limpio claro.
Me siento, cojo el libro , pero…¡ esta terraza está llena de pelos! Brus, te vas a quedar calvo. Esto hay que barrerlo, me aplico a ello. Estoy sudando voy a la nevera a por el agua fría. ¿Qué veo?. No hay huevos, ¿Qué cenaré?. Hay que comprar, y de paso, cebollas, aceite… memorizo. ¿ A qué hora cierra Consum?, ¿ Y Mercadona?..
A las nueve y media me siento, ¡por fin!, a leer, tranquilo, relajado, pero…. Apenas se ve, está anocheciendo, a ver si con las gafas… Entro en mi habitación, ¿qué veo? ¡ Polvo en la estantería!… cojo el trapo….
¡Diantres qué difícil es leer un rato ¡!!