Los errores de gestión post-desastre que Carlos Mazón reconoció y que contribuyeron al clima de crítica que precipitó su dimisión como presidente de la Generalitat se centran principalmente en fallos de comunicación, decisiones estratégicas iniciales y la percepción pública de su liderazgo durante y después de la tragedi
a.
Mazón reconoció que estos errores lo situaron en el centro de la crítica política como máximo responsable de la Generalitat Valenciana en el peor día de su historia y en los inmediatamente posteriores.
Los errores específicos de gestión o comunicación en el contexto de la emergencia y el post-desastre que él enunció expresamente incluyen:
1. Falta de explicaciones oportunas: Permitir que se generaran toda clase de bulos muy dolorosos por no dar explicaciones a tiempo.
2. La decisión de no solicitar la declaración de emergencia nacional: Mazón admitió no pedir la declaración de emergencia naciona. Explicó que esta decisión se tomó basándose en el argumento del gobierno de que no traería más efectivos ni aceleraría la llegada de ayuda. Sin embargo, la realidad posterior demostró que la estrategia política era dejarlos solo
.
3. El error de mantener la agenda y la percepción de ajenidad: Aunque esto ocurrió la tarde del desastre, el efecto se arrastró en la gestión posterior. Mazón reconoció que debió haber tenido la visión política de cancelar su agenda y desplazarse a Utiel, cometiendo el error de permitir que se instalara en el imaginario social la idea de un presidente ajeno a la emergencia durante aquella fatídica tarde.
4. Fallos funcionales en el trabajo ingente: Mazón afirmó que, aunque el trabajo fue «ingente» y realizado prácticamente solos, reconoció que «hubo cosas que debieron funcionar mejor» en los días posteriore
çs.
Mazón enfatizó que, si bien cometió errores que reconoce y con los que tendrá que vivir, ninguno de ellos fue por cálculo político o por mala fe.
Razón de la dimisión:
Mazón indicó que la razón final para dimitir fue que el «ruido, odio y crispación» que hay alrededor de su persona se había convertido en un escollo que impedía que la reconstrucción continuara con el impulso que merecía. Señaló que este ruido era la excusa perfecta para ocultar la asunción de responsabilidades por parte del gobierno central en la información errónea y el retraso de la ayuda en los días posteriores. Al final, sintió que ya no tenía la fuerza especial ni él ni su familia para continuar liderando el trabajo de recuperación.
Mazón también acusó al gobierno central de haber negado herramientas en la reconstrucción solo para dañarlos políticamente, queriendo usar a las víctimas como ariete y negando ayuda o recursos incluso en los días posteriores a la tragedia, cuando se necesitaban con urgencia.
Mazón esperaba que su marcha permitiera enfocar la tragedia con la objetividad que requiere la reconstrucción.