Una vecina de La Canyada denuncia amenazas anónimas por su perro y pide más empatía vecinal
Una vecina de la calle 406 de La Canyada ha compartido en redes sociales su malestar tras recibir una nota anónima acusándola de maltrato animal y quejándose de los aullidos de su perro. La mujer, visiblemente afectada, explica que convive con un perro de raza Yorkshire Terrier, que duerme dentro de la vivienda y solo puede emitir ladridos o aullidos puntuales cuando está en celo o si no hay nadie en casa.
Esta situación no es nueva para la familia. La propietaria recuerda que ya recibieron notas similares en el pasado, cuando vivía su anterior mascota, que falleció de forma repentina sin causas claras. «Me gustaría que las personas vinieran a hablar con nosotros. Entiendo que un perro pueda molestar, pero desde luego esta no es la manera de solucionarlo», explica en su publicación.
En su mensaje, también lamenta la falta de empatía y el tono amenazante de la nota recibida, invitando a quien la escribió a dar la cara y hablar directamente, en lugar de actuar desde el anonimato. «Estoy muy triste. Acusarnos de maltratar a nuestra perrita duele mucho. Si hay un problema, se puede hablar», concluye.
Esta denuncia ha despertado la atención de numerosos vecinos, que han mostrado su apoyo y han pedido diálogo, respeto y convivencia pacífica como claves para resolver este tipo de conflictos.
El valor de tener un perro: compañeros de vida, leales y llenos de amor
Tener un perro en casa es mucho más que cuidar de una mascota: es abrir la puerta a una amistad incondicional, sincera y profundamente humana. Los perros nos acompañan en silencio en los días difíciles, nos reciben con alegría infinita y, sin pedir nada a cambio, nos regalan su cariño, su lealtad y su compañía constante.
Quienes conviven con ellos saben que son parte de la familia. Nos enseñan valores como la paciencia, el respeto, la responsabilidad y el amor sin condiciones. Nos ayudan a mantener rutinas saludables, mejoran nuestro estado de ánimo y son un apoyo emocional valiosísimo en momentos de soledad o tristeza.
Especialmente en los barrios y pueblos, los perros forman parte del paisaje cotidiano y del corazón de la comunidad. Sus paseos nos conectan con otros vecinos, sus juegos nos sacan una sonrisa y su presencia nos recuerda lo importante que es convivir con empatía y respeto.
Cuidar bien de un perro es una muestra de sensibilidad y compromiso. Y respetar a quien lo hace, también.
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