Jesús Pérez ‘Diario de un optimista’: Trigésimo cuarto día de confinamiento’
Diario de un optimista.
¡Trigésimo cuarto día de confinamiento!
El Sol ha tenido el detalle de asomarse un poco esta mañana. Veremos lo que dura porque desde que empezó Todo (no le daré otro nombre) anda algo remiso para dejarse ver.
Las visitas al Bosque para nuestra gimnasia matinal han desaparecido como tantas cosas. Los paseos son muy cortos. Primero por lógica, porque entendemos que ha de ser así, y segundo por no mandar al carajo a esa gente gris y absurda que desde la ventana y sin dejarse ver, te increpan para que te vayas a tu casa. Gente anodina, aburrida sin capacidad para discernir entre obligación y devoción y que luego tirarán sus guantes en plena calle en vez de en un contenedor… ¡Ah, los humanos…!
Nuestro cortadito, nuestro almorzaret, nuestra cervecita en franca camaradería con amigos, también han desaparecido tal y como los conocíamos. ¡ Pero no nos lo han podido quitar del todo…! gracias a las videollamadas tomamos el aperitivo con varios amigos a la vez y cada uno desde su casa. Pequeños subterfugios pero importantísimos para coger aire.” Ad augusta per angusta”, o lo que es lo mismo “ A grandes metas , por caminos estrechos”.
Nos felicitamos porque hemos conseguido acabar una tabla de aerobic que antes ni de coña. Felicitamos a los nuestros (virtualmente casi siempre) por haber logrado esa receta que no le salía, por haberse acabado el libro que nunca leía, porque ha aprendido a ser paciente cuando no lo era, o a transmitir alegría y ánimo a su familia incluso cuando uno mismo no lo tenía..
Hacemos nulas visitas, pero hablamos con más gente que antes. ¡Nos interesamos por ellos!. Ahora tenemos tiempo para acordarnos de tal o de cual, amigo o familiar; antes la vorágine, a la que queremos volver a toda costa, nos impedía hacerlo. ¡Tenemos tanto tiempo… que nos falta tiempo para hacerlo todo!.
¡ La Raza Humana!. Esos humanos que estos días estamos a prueba. Ésa que tiene que demostrar que está por encima de todos los mercachifles que jalonan los medios; de esos sinvergüenzas enriquecidos que pregonan tu pobreza . Esos que piden tu sacrificio sin sacrificarse ellos. Esos que se sumarán a la Victoria cuando tú, tus hijos, si los tienes y todos los de a pie ganemos la Batalla haciendo lo que debemos hacer. Cuando tú hayas enterrado a tu padre o a tu hermano ( y sin despedirte) y te levantes y empieces de nuevo para llevar comida a tu nevera y zapatos a tu familia. Esos que se colgarán la medalla sin haberlos visto por el Frente.
Esto es el principio del resto de nuestra vida. Esto no acaba aquí, ni mucho menos. Tras esta Batalla viene la otra. Ésta se ha llevado gente, principios y un montón de sueños. De nosotros, y un poco de la suerte, depende que la otra, que también ha empezado, se lleve las menos cosas posibles.
No todo va a ser cómo antes, aunque lo busquemos a toda costa. Los valores han cambiado. Las personas también, ya sabemos cómo somos todos . De qué pie cojeamos. Quién nos quiere y a quien queremos a nuestro lado.
Nuestra guerra la planteamos ganando la batalla del día a día. Tratando de no perder la calma ni nuestra alegría intrínseca. Acogidos a la actual rutina como tabla de salvación con la mirada levantada, desafiantes, cansados pero sonrientes para a la mínima ocasión saltar al cuadrilátero a darlo todo, ¡como si fuera nuestro primer combate!, pero con una tremenda cicatriz en mitad del pecho que antes de esto no teníamos.
El cabroncete del Sol ha vuelto a hacer mutis por el foro… ¡Creo que no quiere ni verlo!!! Jajajá.